El ingeniero químico Matías Mikles señaló que “en esta primera etapa se reciben producciones de 5 mil litros de leche día por medio, hay un trabajo de pasteurizado y luego viene el producto diferenciado, para lograr el queso azul, que es un trabajo manual, artesanal y de cuatro horas de producción”.
Lo producido va a una cámara húmeda y luego una seca: “todo ese proceso dura 45 días y a partir de ahí sale a la venta”.
Por el memento, en el edificio trabajan Matías y Yoel, un joven de la localidad: “estamos largando muy despacito y paulatinamente, para ir ganando mercado”, recalca Mikles. “Estoy haciendo los ajustes para que esa salida al comercio sea de la mejor forma”, manifestó.
La inversión inicial fue muy fuerte, remarcó Matías, quien explicó que el producto se presenta en una horma de 2,200 kilos, envuelta en un papel aluminio, con etiqueta y logo comercial, cuya marca de fantasía es “Brisse”.
Principalmente se comercializa a las provincias de La Rioja y Catamarca, donde “hay una empresa familiar, que es de mi papá, y después se irá anexando a la red de distribución y comercios de esta zona”, aclaró.