Avila Vásquez recuerda que se encontró “con este problema en 2007, cuando era subsecretario de salud de la ciudad de Córdoba”. El estudio se había hecho en barrio Ituzaingó, en un sector “pegado a los campos, en donde se fumigaba, y encontramos 200 casos de cáncer”.
“El único factor de riesgo en ese barrio fue la exposición agrotóxica, sobre todo al glifosato”, recuerda el Pediatra y Neonatólogo en diálogo con AM 1530.
Medardo Avila Vásquez resalta que “las poblaciones rurales, de las zonas agrícolas, respiran agrotóxicos”, y “se pudo demostrar que está en el aire, o sea que es falso lo que aseguran algunos agrónomos de que los productos se aplican en un lote y ahí quedan”.
El facultativo indicó que tomaron muestras, tras la lluvia, y en esa agua encontraron restos de glifosato.
Un dato a tener en cuenta tiene que ver con los enfermos de cáncer: “de cada mil personas, en la zona urbana, dos van a tener cáncer este año; pero en los pueblos agrícolas encontramos que son seis o siete cada mil”.
El profesional destaca que esa medición también se hizo en la localidad de Monte Maíz: “no solamente medimos las tasas de incidencia de cáncer (cómo la gente se enfermó), sino que analizamos que los que más se enfermaron de cáncer, en los pueblos rurales, son los que están vinculados directamente a los agrotóxicos (aplicadores, agrónomos, productores o sus familiares)”.
Los pueblos agrícolas, en general, tienen tasas de cáncer que duplican o triplican las de ciudades de como Córdoba, Buenos Aires o Rosario. “No se puede negar y hay estudios que lo demuestran, como el de la Universidad de Rosario o el de un grupo de investigadores del Ministerio de Salud de la Nación”, apuntó el médico cordobés.
En nuestro país, de todos los fallecidos en el 2019, “solamente el 20 % murió de cáncer”, afirmó Avila Vasquez. “El glifosato produce daños en los núcleos celulares, generando mutaciones que derivan en el desarrollo de células cancerígenas”, señaló.
En tal sentido, aseguró: “hay pruebas suficientes de que este tipo de productos son venenosos, por lo que hay que alejarlos de las personas”. En los pueblos agrícolas, señala que las personas más jóvenes son las afectadas con cáncer.
“En la Universidad de Río Cuarto, sobre todo en grupos del CONICET, que hacen muchos estudios, verifican como las células de las personas expuestas a los agrotóxicos están dañadas”, sostiene, y aclara que el mecanismo natural de defensa salva a algunas personas, pero “unos cuatro o cinco cada mil no pueden defenderse”.
Avila Vásquez agrega que, hoy por hoy, se está proponiendo “un plan de reducción de agrotóxicos, que es lo que hacen algunos países”. El Estado propone a los productores que usen una menor cantidad de esos productos, o que directamente dejen de usarlo. “Argentina es el país en donde más agrotóxico se consume por habitante en el mundo”, es decir que, por año, “estamos usando once litros de agrotóxico por argentino”.
“Se tira principalmente en la zona agrícola y en el caso de Monte Maíz, la carga por persona era de 120 litros”, recuerda Avila Vásquez.
“Lo que proponemos es que el INTA o la facultad de agronomía empiecen a promover agroecología, los productores abandonen el agrotóxico y, con asesoramiento técnico, puedan mantener la producción”, explicó. La agroecología se practica en diversos sectores del país.
El médico recalca que “hay una defensa muy grande del glifosato porque es un negocio muy grande; en la Argentina se gastan por año unos 3.000 millones de dólares en agrotóxicos, y el 65 % es del glifosato”.
Los estudios del equipo de Avila Vásquez “fueron muy atacados”, pero “ya tenemos dos publicaciones en revistas norteamericanas”, remarca el médico.