Tras el accidente, en el que había perdido la vida un hombre de Colonia Vignaud que el trasladaba, a Roldán le amputaron la pierna derecha. Tenía también numerosas fracturas en la izquierda.
“Estaba haciendo mi trabajo habitual, de llevar personas con discapacidad desde su domicilio a rehabilitación; en ese momento hacía el retorno de un amigo pasajero desde Morteros a Vignaud, y el accidente sucedió a la altura del cruce con el camino de Giustina”, recuerda Lucas en diálogo con nuestro medio.
Lucas destaca que las secuelas del accidente “van apareciendo día a día”. Físicamente, “me faltan tres cuartos de la pierna derecha”, apunta, y “tengo reducida la movilidad en el brazo derecho y secuelas graves en la pierna izquierda”.
Para Lucas, la rehabilitación es fundamental, a la vez que el tratamiento psicológico y el apoyo de la familia no lo es menos.
En los últimos días, Roldán se animó y probó dar una vuelta en bicicleta: “es por el aburrimiento, las ganas de salir y poder estar casi con el cuerpo de uno como era antes”, expresa con una sonrisa. “Agarré una bajadita y salí pedaleando”, aseguró.
Lucas se maneja con una pierna ortopédica, a la que “le empiezo a tomar más confianza”, resalta.
En realidad, Lucas ya volvió a manejar un automóvil, y lo seguirá haciendo mientras tenga el carnet vigente. “Llevo a mi hija rehabilitación o los chicos a donde haga falta”, indica Lucas sobre su hija Lara, quien también tiene problemas de movilidad.
“Esto me cambió la vida, la veo de otra forma”, afirma Lucas, quien asegura que esta situación te lleva “a otro nivel, a pensar más las cosas”.
“A veces me levanto más temprano y a veces más tarde, depende del dolor muscular que tenga”, explica, y agrega que “ya pasa a ser una rutina el ayudar en algo en el hogar o hacer un mandado”.
Lucas agradeció a todas las personas que de una u otra forma le prestaron alguna ayuda o se han preocupado por su estado de salud. Agradeció la solidaridad de los morterenses.